Lo que me gusta de la primavera es la luz que me recuerda que después de un cielo gris y del frío llegan los rayos de sol entre las nubes. Siempre se me escapa una sonrisa cuando recuerdo que siempre hay una luz al final del túnel (por muy trillada que esté la frase).
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Como ocurre con cualquier planta, nuestra ilusión, nuestras ganas de vivir y sonreir necesitan ser regadas con paciencia y fe. Fe en lo que quieras, en cualquier cosa, en cualquier persona, entidad, Dios... Pero fe. Yo tengo fe en que todo saldrá bien, en que todo es temporal en la vida, tanto lo bueno como lo malo. Tengo fe en que el ser humano puede sonreir ante cualquier obstáculo y decir "no es un problema sin solución, lo superaré y seguiré mi camino hasta donde me lleve". Tengo fe en que cada piedra me hará ser más fuerte, en que cada caída me enseñará el valor del camino y que cada cicatriz será el recuerdo de una vida llena.
Hace poco vi una película en la televisión, "El manantial de la eterna juventud" ("Tuck Everlasting" es el título en inglés) en el que uno de los personajes decía: "No tengas miedo a la muerte,Winnie. Ten miedo de la vida no vivida."
La vida se compone de muchas cosas: piedras pequeñas, piedras que se pueden saltar, piedras que hay que rodear o escalar, montañas, agujeros (unos más profundos que otros), charcos, arenas movedizas... pero siempre hay también lianas que te ayudan a salir de las arenas que te atrapan, sol que te seca cuando te caes en un charco, salientes que te ayudan a trepar, agua fresca y comida para reponer energías....
Veo la naturaleza a mi alrededor y veo que todo sigue adelante, que pertenezco a algo que cambia continuamente a mi alrededor y yo con él.
Cada vez que decaigo paro de andar: Miro al cielo, los árboles, el cielo y escucho. Escucho una vida que sigue con o sin mí. Escucho y sé que quiero seguir adelante. Me surge una sonrisa y mis ojos vuelven a brillar.
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